Todos los veranos pasa, a pesar de las recomendaciones dadas para prevenir los golpes de calor, varios deportistas fallecen mientras practican deporte por culpa de las altas temperaturas.
El golpe de calor es una situación de urgencia médica generada por la elevación de la temperatura corporal por encima de lo normal (39,4 Cº - 41 Cº), pudiendo producir graves daños a muchos órganos y en especial el cerebro y el riñón.
El golpe de calor se produce cuando la regulación de la temperatura corporal es incapaz de disipar la acumulación de calor a travez de la piel, pudiendo alcanzar en el caso de deportistas hasta 42ª- 43º grados centigrados. Estos casos tiene lugar ante la exposición de altas temperaturas y potenciado con el grado de humedad ambiental. Se trata de una emergencia porque puede alterar el funcionamiento de todo el cuerpo y va acompañado de fiebre pero, siendo detectado a tiempo, se recupera sin secuelas. Es importante detectarlo con la mayor antelación posible para evitar su curso fatal.
El rol de la nutrición e hidratación es fundamental. Hay que tomar agua y líquidos antes, durante y después de la actividad deportiva, al igual que en personas expuestas a altas temperaturas. Es frecuente y más predisponente en personas obesas, mal nutridas e hidratados como así también en los niños. También hay que redoblar las precauciones en algunos deportes donde el golpe de calor suele ser más frecuente debido a que entrena o compite en horarios de mayor exposición al sol como triatlón, maratón, fútbol, tenis e incluso disciplinas que se desarrollan con vestimenta abrigada como el fútbol americano.
Los niños sufren en mayor medida el golpe de calor por tener menor superficie de piel que es el medio para perder calor y en el caso de los ancianos por tener menor volumen de sangre y dificultad en la regulación térmica, que un adulto.
El periodo más crítico y peligroso para los deportistas esporádicos llega con las altas temperaturas, que suelen producirse en los meses de Diciembre, Enero y Febrero. Las condiciones de calor y humedad, las exigencias de los entrenamientos aumentan el riesgo de que sufran un golpe de calor. Lo más importante y lo que más hay que tener en cuenta los primeros días de entrenamiento es la aclimatación del deportista.
La temperatura corporal depende de la intensidad y la duración del ejercicio, de la ropa que lleve el deportista, de las prendas protectoras y de las condiciones ambientales. En primer lugar, destaca la necesidad de realizar exámenes médicos exhaustivos antes de empezar a hacer deporte de forma moderada. Las enfermedades cardiacas, la anemia celular y los incidentes previos producidos por el calor aumentan el riesgo de sufrir un accidente.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN:
La necesidad de que el deportista permanezca bien hidratado y alimentado y que vigile su temperatura corporal.
Evitar entrenar especialmente en horas picos al aire libre de 11 a 17 en ambientes calurosos, realizando ejercicios extenuantes, con mal entrenamiento, con ropa que impide adecuada evaporación corporal, hidratación inadecuada y falta de adaptación al calor.
Los primeros días de entrenamientos deben ser suaves y poco a poco se irá incrementando la intensidad.
Al principio, las sesiones de carrera no deben durar más de treinta minutos diarios, incluyendo el calentamiento y los estiramientos posteriores. En ningún caso los atletas deben entrenar más de seis días seguidos. Si hace mucho calor, es mejor realizar la actividad en un sitio de interior y no al aire libre.
Los descansos deben ser frecuentes y durante los mismos los deportistas tienen que intentar ponerse a la sombra en la medida de lo posible y reponer líquidos, tanto con agua como con bebidas elaboradas específicamente para la práctica deportiva.
La ropa tiene que ser de color claro y ligera.
El consumo de estimulantes incrementa el riesgo de tener un accidente debido a las altas temperaturas. Los expertos desaconsejan también la ingesta de suplementos dietéticos, aunque no se ha demostrado su relación con un aumento de los golpes de calor.
CAUSAS DEL GOLPE DE CALOR:
Se produce cuando el organismo produce una cantidad de calor que no es eliminable por los sistemas de refrigeración del organismo (dilatación de los vasos sanguíneos superficiales, sudoración y respiración); ya sea porque la producción de calor corporal es excesiva, porque la temperatura ambiente es muy elevada o bien porque los mecanismos de eliminación de calor no funcionan correctamente, aunque lo más habitual es que sea por la combinación de estos tres factores.
Las temperaturas extremas producen un aumento de la transpiración por la piel (sudor) y evaporación de agua por la respiración. Ello conduce a una pérdida importante de líquidos y de sales minerales que el organismo necesita para funcionar correctamente. Si las pérdidas de líquido y de sales minerales no se reponen a medida que se van perdiendo, puede sobrevenir una situación de deshidratación, con importantes consecuencias para la salud que pueden ser eventualmente graves. También el aumento de la temperatura ambiental produce efectos directos sobre la circulación: La sangre venosa se estanca y circula con dificultad. Por su parte, el corazón y las arterias tienen la misma tendencia a dilatarse y a impedir que la sangre oxigenada llegue correctamente a los tejidos. El calor sofocante también afecta al aparato respiratorio, que no puede recibir todo el oxígeno necesario para una correcto intercambio de oxígeno en la sangre. Todo ello produce una falta de riego y de oxigenación, que puede conducir a un estado de grave fatiga, a desmayos o a situaciones mucho más graves de compromiso cardio-respiratorio, que pueden poner en peligro la vida de algunas personas.
En resumen se deberá enfriar, hidratar y derivar aun centro asistencial.