miércoles, 9 de febrero de 2011

Claudio Veralli y su gran aventura.

…Sábado 05 de Febrero, hora 09:00 AM, San Martín de los Andes, Neuquén. Se estaba por largar la Vuelta al Lago Lacar, un evento internacional con un recorrido paradisíaco; me invadía todo lo que había pensado sobre la carrera durantes los meses de entrenamiento, parecía un sueño que ya había llegado el momento de “disfrutar de la gran aventura”.
Éramos un centenar de corredores, todos vestidos de la misma forma, para poder identificarnos a lo lejos.
Cada uno con una bicicleta “muy bien preparada para esos terreno”, solo la mía era algo distinta, ya que no tenia suspensión ni frenos a disco en ambas rueda (cosa que me di cuenta que es una gran desventaja) parte de la experiencia jajaja.. La carrera comenzó con una gran trepada nada menos que unos 6 Km de pendiente muy fuerte, tal es así que el velocímetro no marcaba más que 7,5 Km/h. ese tramo comenzó con percances para mi, la falta de experiencia y la adrenalina me jugo una mala pasada, ya que se me trabaron los cambios y la cadena se salio. Luego un poco más tranquilo empecé a remontar en la clasificación. Mi fuerte era lo llano y algunas pendientes, mi contra fueron las grandes bajadas muy “serruchadas” que con mi humilde “bici” en ocasiones bajaba a 44Km/h. una cosa muy loca ya que con los golpes perdí los anteojos, los alimentos que llevaba y la hidratación. Esto no es nada 2,5 Km antes de llegar al puesto donde dejaba la bici, perdí el asiento por completo, cosa que causo bastante sorpresa en la gente que realizaba el control de llegada.
Ni bien me baje de la bici me cambie y empecé a trotar hasta el lago, allí unos de los organizadores me pregunto en que cruzas. “en kayak” o “en gomon” (vale aclarar que en la reunión técnica del día anterior yo había comunicado que no tenia experiencia en “navíos” por lo tanto las dos cosas eran “raras para mi”), en ese momento espere a otros competidores que venían atrás mío y con ellos crucé el lago en gomon.

Una vez en tierra firme empecé el alocado running (29.6 Km.). La idea es seguir unas marcas dispuestas sobre los árboles que te indican el camino. El trayecto comenzó por la costa del lago y luego entramos en el espeso bosque sureño. Luego de unos minutos de trote veo que no hay más marcas y no puedo encontrar las pisadas de los que van delante mío…me perdí… si lo hice…. tuve que retroceder unos cuantos cientos de metros hasta que encontré a otro corredor: Carlos….con el emprendimos nuevamente la carrera.

Pasada una hora y media de carrera el terreno empezó a ponerse muy difícil la espesa vegetación no dejaba ver más allá de 6 a 7 metros, lo que obligaba a estar muy atento. El terreno empezó a ascender de golpe en forma muy pronunciada. Estábamos subiendo un cerró llamado “Cerró Vizcacha” (nombre que no olvidare jamás….) subimos unos 1400 metros, escalando, trepando árboles, saltando arroyos, el suelo era un jabón tenias que agarrarte de lo que podías para mantenerte en pie y avanzar. En un momento mire para arriba y tuve un gran mareo, a tal punto que me detuve. En ese instante Carlos me pregunto si estaba bien, ¡!maso!! le dije. En seguida se dio cuento que no la estaba pasando bien. Nos detuvimos un instante y me pregunto que alimentos traía y que había comido durante la carrera. ¡! Traigo un gel (suplemento dietario) y una barra de cereales, y en bici no pude alimentarme demasiado ya que había perdido lo que traía. NNOOOO!!! Me dijo amarrándose la cabeza. Enseguida me dio lo que el llevaba. Almendras, nueces frutas secas, etc. Y sus palabras fueron “vamos juntos “, a los 5 minutos estaba en condiciones de marchar y retornar el ritmo. Durante el resto del recorrido nos hidratamos en los arroyos que cruzamos y en los puestos de control tomábamos sales hidratantes.

En más de una oportunidad se me paso por la cabeza abandonar, pero pensaba en mi familia que me estaba esperando en la llegada y el esfuerzo que habíamos hechos (mi familia y el apoyo de mis amigos) para poder estar allí. Al cabo de 277 minutos de trote al fin LLEGUE…. Con un montón de emociones controladas y con la satisfacción de haber podido vivir una aventura que jamás podré olvidar. Seguramente el año próximo volveré estar allí. Gracias Familia, amigos y por supuesto a Carlos.

Autor: Claudio Veralli.

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