El viento a lo largo y a lo ancho de nuestro país es un factor a tener en cuenta todo el año, pero en invierno, hay que tener más cuidado.
Cuando salgas a correr empezá tu entrenamiento con el viento en contra y a la mitad pega la vuelta termina con el viento de espalda. De esta manera evitas que te ataque el pecho cuando ya comenzaste a transpirar y aprovechas el impulso de cola cuando ya venís cansado en los últimos kilómetros.
Otra alternativa es fraccionar tu corrida para que sea más llevadera. Trota 10 minutos con viento en contra y 5 a favor. Cuando llegues a la mitad de tu fondo realiza lo inverso: 10 minutos a favor con 5 en contra.
Recordá que en los tramos con el viento de frente acostumbras a hacer más fuerza, así que préstale atención a tu técnica de carrera.
Recordá que en los tramos con el viento de frente acostumbras a hacer más fuerza, así que préstale atención a tu técnica de carrera.
Cuando lo tengas de cola aprovecha el impulso sin irte de tu tiempo preestablecido.
Si corres por lugares que el viento levanta mucho polvo, lo mejor es cubrir tus ojos con unas gafas protectoras.
Si el viento es extremadamente frío, evita exponer tu piel. Si no puedes cubrirte, usa alguna crema protectora para la cara, manos y labios.
De más está decir que al terminar debes cambiarte lo antes posible de ropa para evitar enfriarte y pescarte un resfrío.
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