viernes, 21 de octubre de 2011

QUÉ NECESITO, FRÍO O CALOR?


Es una buena pregunta y por ello explicaremos algunas claves de cuándo, cómo y por qué se aplican estos dos interesantes recursos térmicos para aliviar y solventar daños mayores tras cualquier tipo de molestia física.


El frío y el calor son fantásticos puesto que son sencillos de encontrar y fáciles de usar, además de no poseer ningún efecto nocivo secundario.





FRÍO O CRIOTERAPIA.
El frío es el principal agente físico para lesiones de sobrecarga con importante dolor. Su efecto analgésico procede del «adormecimiento» de los receptores del dolor, especialmente excitados cuando la lesión es aguda.
La mejoría del espasmo muscular por aplicación de hielo se debe a la reducción del flujo sanguíneo capilar (el de los vasos menores) con la consiguiente disminución de inflamación. También es observable una gran reducción de oxígeno en la zona donde se aplica el frío, lo que supone disminuir la propagación del proceso.
Todo ello se debe a la «vasoconstricción» o «cierre de los vasos» que corta de raíz la difusión y síntomas.
Pero es necesario tener en cuenta que tras el enfriamiento de la parte lesionada, el atleta no debe volver de inmediato a la actividad deportiva, ya que la gravedad y la extensión de la lesión pueden quedar enmascaradas por el efecto analgésico.


Efectos.
Analgésico. Bloquea los receptores del dolor.
Disminución térmica de la zona, disminuyendo la circulación superficial.
Antiinflamatorio.
Vasoconstrictivo e incremento de la tensión arterial.


Cuando aplicar.
Traumatismos agudos (esguinces, lesiones musculares, golpes, etc.)
Quemaduras: bajo un grifo aplicaremos agua fría de forma progresiva, comenzar a temperatura corporal y bajar progresivamente.


Cómo aplicar.
Bolsa de frío instantáneo: cuando el interior de la bolsa se rompe apretando el interior, se genera una reacción endotérmica la cual genera frío de forma instantánea para aplicar en la zona deseada y de forma totalmente ergonómica.
Bolsa de Gel: necesario introducirlas con anterioridad en el congelador.
Hielo: aplicar de forma continua o intermitente en la zona dañada.
Baños: sumergir la zona a tratar en agua fría.


No aplicar el frío directamente sobre la piel, puede provocar quemaduras. Aplicar envuelto en un pañuelo o toalla.
Buscar una sensación de frío tolerable. Nunca llegar al umbral del dolor o quemazón.
Mantener durante 10 minutos cada 2 horas.


CALOR O TERMOTERAPIA.
Cuando la lesión ha traspasado la barrera de los tres días, el riesgo de hemorragia no existe. Entonces se suele empezar a utilizar calor para mejorar la cicatrización.
Se sabe que el calor tiene en su influencia positiva sobre el tejido conectivo (fibras de colágeno) la principal acción médica.
El calor produce alivio del dolor y hace más extensibles las fibras de colágeno, por lo que facilita la movilidad muscular y articular, y, por ello, acorta el proceso de recuperación o rehabilitación deportiva.
El colágeno es viscoso y elástico. Cuando se fatigan los tejidos estas propiedades se ven dificultadas, hasta llegar a niveles de «rigidez» que impiden realizar el gesto deportivo con naturalidad y economía. Cuanto más rígido es un cuerpo, más posibilidades de romperse tiene.


El calor aumenta la elasticidad y plasticidad, de forma que, tras su aplicación, las fibras de colágeno se hacen más extensibles y más capaces de trabajar. El calor también reduce la rigidez articular y mejora la contractilidad del músculo, disminuyendo el peligro de lesión.


Efectos:
Relajante.

Disminución la tensión arterial.
Aumento de la elasticidad muscular.
Mejora de la vascularización.
Analgésico: mayor umbral de dolor.
Vasodilatador.
Alivio de los espasmos musculares: aumento del flujo vascular y endorfínico.
Mayor proceso de los productos de desecho.


Cuándo aplicar calor:
Contracturas
.
Espasmos musculares.
Tras las primeras 24 horas, después de un golpe muscular o rotura de fibras.
Rigidez articular.


Cómo aplicar calor:
Lámpara de calor radiante: aplicar perpendicularmente a la piel.
Baños con parafina: mezclar con aceite líquido mineral, aplicar con brocha o realizar 10 inmersiones. Se aplica a 55º.
Manta eléctrica: fácil uso, genera un calor progresivo y continuo. Muy útil.
Bolsa de Gel: calentar previamente en el microondas o al baño María. Ergonómicas.
Pañuelo o toalla: calentar con la plancha.
Baños: sumergir la zona dañada en agua caliente.
Hipertermia: genera un incremento térmico interno por fricción molecular. Muy efectivo.


Nunca aplicar temperaturas muy altas, pueden producir dolores o quemaduras.
Hacer uso de un calor tolerable mantenido en el tiempo.


FRÍO Y CALOR
Tras aplicar frío o calor durante las 24 horas siguientes a la lesión se podrán realizar contrastes de temperatura.
El proceso a seguir es simple.
Preparar dos recipientes, lo suficientemente grandes para poder sumergir la zona dañada.
Uno de los recipientes dispondrá de agua con hielo, el otro de agua caliente.
Sumergir durante 3 minutos la zona a tratar en el recipiente caliente.
Extraer la zona del recipiente.
Sumergir esta vez en el recipiente frío durante 3 minutos.
Extraer la zona de nuevo.
Repetir el proceso aproximadamente 6 veces.
Concluir en agua fría.

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